de la tierra” (Colosenses 3:1–2). Es claro que Dios desea que pensemos seria y frecuentemente en el Cielo y en el Señor del Cielo. La mayoría de las personas creen que existe un Cielo y que irán a parar allí. Sin embargo, pocos reflexionan al respecto más allá de esas presunciones básicas. ¿A qué responde semejante desinterés? Estas son algunas de las excusas más habituales, aun de los que profesan ser cristianos. 1. Se quejan de que “el Cielo es extraño y ajeno a este mundo”.
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